El tiroteo en el evento Nikkita Wild, que terminó con cuatro heridos, dejó una pregunta incómoda en la industria: ¿En qué momento llegaron las pistolas a las fiestas? La respuesta no está clara, pero sí hay acuerdo en algo. Esta realidad no va a desaparecer tan fácilmente.
Fernanda Guelfand (22) no quería ir a la fiesta. La tarde del 20 de junio había desechado esa opción, principalmente por dos cosas: primero, porque la entrada, que a esas alturas había subido de $ 10.000 a $ 23.000, estaba muy cara. Segundo, porque hace rato encontraba que Nikkita Wild -el evento de Espacio Riesco a la que iban todos sus amigos- no tenía el mejor ambiente. Sobre todo por las cosas que escuchaba que pasaban ahí:
-Se sabía que siempre había robos de cosas personales dentro, robos de ruedas de auto en el estacionamiento o, incluso, autos completos. Pero lo que más se escuchaba eran los asaltos a la ida y a la vuelta del lugar. Por eso, son pocos los Uber que te llevan para allá.
Guelfand, una estudiante de Medicina de Lo Barnechea, ya había asistido una vez a estas fiestas que organiza la Productora Nikkita y que, según ellos, recibe entre mil y dos mil personas por evento. Pese a las alertas, había pasado un buen rato. Aunque no le fascinaba la idea de hacerlo tan seguido.
Ese lunes sus amigos se juntaron a celebrar un cumpleaños. El plan era terminar en Espacio Riesco. Guelfand estaba en esa celebración. Su idea era irse a dormir cuando ellos se fueran. Pero a último minuto, una conocida le ofreció una entrada gratis. Eso la animó.
Francisco, un estudiante de Ingeniería Civil de Ñuñoa -que prefiere mantener en reserva su identidad- nunca había ido a esas fiestas. Sí había escuchado las mismas alertas de robo en el lugar, aunque como su grupo de amigos había comprado la entrada, se entusiasmó. Llegaron alrededor de las 00.00 horas al acceso general, que está rodeado de estacionamientos y, al fondo, se encuentra el galpón de Espacio Riesco.
Antes de ingresar y -aunque superficialmente-, según cuenta, a Fernanda Guelfand le inspeccionaron la cartera. Francisco también pasó por ahí.
-En el primer filtro no me revisaron nada y, en el segundo, fue el típico que te tocan bolsillos y costados de los pantalones bien rápido -dice él.
Dentro del galpón había dos espacios VIP: el principal, montado sobre un escenario amplio, donde estaba el DJ y con vista a toda la pista de baile. El otro, que también era un escenario elevado a un metro y medio de altura, se encontraba a un costado del lugar. A ese mismo fue el que Francisco entró gratis -y donde, según dijo a la prensa el alcalde de Huechuraba, Carlos Cuadrado, la entrada costaba alrededor de un millón de pesos-. Solo que al poco rato quiso salirse.
-Una botella de pisco Mistral costaba $ 70 mil, todo ahí era caro. Se empezó a llenar de gente y el ambiente lo sentí muy desvirtuado. Me acuerdo que me ofrecieron “tussi”, dije que no.
Las amigas de Fernanda Guelfand también entraron a ese VIP y se sintieron incómodas: según relataron, las drogas estaban encima de la mesa, como si nada. Por eso, también optaron por bajar a bailar donde se encontraba la mayoría de los asistentes.
En eso estaban cuando, alrededor de las 4.30 de la madrugada y mientras sonaba “Casa Sola” de DJ Bryanflow, desde el VIP lateral se escucharon los balazos.
Nikkita Producciones SPA se constituyó como empresa de eventos en marzo de 2014. Según aparece en el boletín comercial, sus socios eran Carlos Guiloff y Mauricio Ortiz. Por ese entonces, según cuenta un ex socio del mismo rubro, entraron al mercado con otros cuatro competidores que apostaban al mismo objetivo: organizar fiestas en espacios amplios que permitieran la llegada de unas 2.500 a 3.000 personas.
Su popularidad se disparó aún más con el deterioro de las discotecas en Santiago:
-Estas fiestas vinieron a cubrir ese hueco dejado por el cierre de locales como Sala Murano, Las Urracas y otras del sector, algunas que tuvieron problemas con patentes municipales, por ejemplo. A raíz de eso nacen estos eventos más masivos -cuenta el ex socio.
La manera en que se desarrollaban, según explica él, era esta:
-Básicamente las cuatro productoras se turnaban el arriendo de lugares como Espacio Riesco, Centro Parque o el Hotel W. Quienes asistían a estas fiestas eran el círculo de amigos de los socios y la red de relacionadores públicos que ellos tenían. Por lo que, en general, la gente siempre era la misma dependiendo de la productora.
Su comercialización por redes sociales y el auge de los sectores VIP dentro de los recintos, hicieron que, de pronto, asistir y estar ahí se convirtiera en un bien aspiracional. Ya no eran solo los amigos de los socios quienes empezaron a llegar, sino que más personas comenzaron a querer ser parte de estos. Eso llevó a la entrada de un público más transversal y diverso, pero también mucho más masivo.
-Había un tema de necesidad, porque este no es un cliente que sea fiel a tu negocio, entonces también tú empiezas a buscar ampliar ese público. Al final, todas las productoras cayeron en lo mismo, pero yo te diría que Nikkita fue de las primeras -dice esta misma fuente.
Con esa masificación y el contexto creciente de violencia en el país, de a poco empezaron a ocurrir cosas que antes no se veían. Según relatan fuentes de la industria, en 2016 ya había anécdotas de gente que comercializaba drogas en los sectores VIP, o también el ingreso de pistolas que algunas veces se encontraron tiradas debajo de las instalaciones de los escenarios.
En 2020 y a propósito de la pandemia, los fundadores de Nikkita aseguran haber vendido la productora a otros dos socios, por lo que ahora no están relacionados ni con ellos ni con las fiestas, según explican. Eso marcó un cambio en la manera de hacer las cosas. Alguien que trabajó en la empresa antes de esa venta, cuenta que, si bien las fiestas las hacían con 2.500 personas para mantenerla controlada, con la llegada de los nuevos dueños estas se abrieron aún más, llegando a recibir entre 4.000 y 5.000 asistentes.
-Cambio de dueño, cambio de estrategias y criterios. Lo de Nikkita se explica básicamente por la ambición de meter a tanta gente -dice un ex trabajador.
Solo que esa ambición también implicaba que las medidas de seguridad fueran más relevantes. El problema, cuenta un ex socio de estas productoras, es que había espacios en donde por más anillos de seguridad que se pusieran, seguían sin ser lugares diseñados para realizar eventos:
-En una fiesta masiva de Espacio Riesco, una pistola la puedes camuflar fácilmente porque no tienes detectores. No tienes un número gigantesco de guardias, porque el lugar no está hecho para ese tipo de cosas. Está adaptado, sí, pero no viene hecho para eso. El Movistar Arenas, por ejemplo, está hecho para eso y para que pases por distintos filtros, tienen lugares de acceso, etc. Lo mismo con las discotecas que también están hechas para el mismo objetivo. Yo creo que es un problema de la industria.
En Nikkita responden a esto:
-Espacio Riesco es un lugar en el cual históricamente se han hecho eventos masivos. A la productora le pareció de sobra un lugar suficiente. Insistimos que este hecho no pasaba por el local específico. Podría haber sido en el Estadio Nacional de igual forma, es un tema que se escapa de las manos a cualquier privado -dicen sus abogados representantes, Felipe Moraga y Daniel Mackinnon.
Los críticos de la productora insisten en la tesis de que esas fueron las condiciones que permitieron lo que ocurrió el lunes 20. Esa noche, apenas Fernanda Guelfand escuchó los disparos, se agachó y se tiró al suelo con sus amigos. Mientras estaban ahí alcanzaron a mirar lo que ocurría desde el VIP lateral:
-Al principio se escuchaban los balazos, pero no entendimos muy bien qué era lo que estaba pasando. Ahí vimos que todos en el VIP estaban agachados, menos el tipo que estaba disparando. Disparó dos veces directamente a personas, no al cielo.
Luego de eso, Guelfand tuvo que arrastrarse por el suelo hasta llegar a donde estaba la barra y se resguardó ahí hasta que los guardias abrieron las puertas.
Cuatro asistentes de la fiesta no corrieron la misma suerte. Uno de ellos, de iniciales J.C.C., de 23 años, recibió un impacto de bala en su rodilla izquierda. A la fiesta había asistido junto a su hermano mayor y su amiga V.O.P., de 31, quien recibió una bala en el brazo y quedó alojada en el páncreas. Los otros dos, de iniciales K.L.G. y R.S.O., de 26 años ambos, fueron heridos en los muslos.
-Estaban con amigos en el VIP, cerca de ellos se armó una pelea. En eso, vieron pasar a un tipo corriendo detrás, alguien gritó ¡agáchense! y empezaron los balazos. Mi hijo me dijo ‘papá yo sentí la bala y me caí al suelo’ -dice el padre de una de las víctimas.
Algunos asistentes relatan que la balacera se habría debido de un ajuste de cuentas entre bandas de narcotráfico. Pero ninguno de los cuatro heridos tiene antecedentes penales. De hecho, sobre el origen, el mayor Rodrigo Pérez, comisario de la 54ª Comisaría de Huechuraba, aseguró que habría sido “producto de, al parecer, una discusión entre sujetos en el interior de una fiesta”. Sin embargo, añadió, todavía los hechos no están esclarecidos.
El centro de eventos de Espacio Riesco fue de los primeros en reaccionar al hecho. A través de un comunicado declararon que estas actividades eran desarrolladas y operadas por productoras externas, por lo que ellos solo eran un facilitador del recinto. Además, argumentaban que a cada una de estas productoras les exigían permisos, autorizaciones y requerimientos que aseguraran a los visitantes y personal operativo un correcto funcionamiento de la actividad.
Desde la productora respondieron que sí contrataron un servicio de seguridad, que contó con 85 guardias, por lo que “no es efectivo lo señalado por espacio Riesco en orden al incumplimiento de contrato”, aseguran.
Para el hermano de uno de los heridos que estaba también en la fiesta, esto no fue así.
-A mí nunca me revisaron, nunca pasé por un detector, nada. Para nosotros la productora está mintiendo.
***
Al día siguiente de lo ocurrido, los videos comenzaron a correr por redes sociales: sangre en el piso, personas corriendo por el galpón -que, según relatan quienes estuvieron ahí, en cinco minutos ya estaba vacío- y grandes grupos asistiendo a los heridos.
La Fiscalía Centro Norte abrió una investigación y dispuso el trabajo investigativo de primeras diligencias a equipos del O.S.9 y Labocar de Carabineros. La causa está a cargo de la fiscal Alika Sukni y hay diligencias en curso. Sin embargo, aún no se logra dar con los responsables.
Desde la productora, en tanto, a través de sus abogados, anunciaron que presentarán una querella criminal contra todos aquellos que resulten responsables del hecho:
-Debemos señalar que gran parte de los afectados han sido apoyados por nuestra empresa, ya que empatizamos con su aflicción -señalan.
En ese sentido, argumentan que esto que les ocurrió es parte de “una situación país, que afecta lamentablemente a todas las esferas de nuestra comunidad. Es una situación muy desafortunada que podría haber ocurrido en cualquier tipo de establecimiento”, sostienen Moraga y Mackinnon.
Con el revuelo de los videos viralizados, el hecho se volvió tema de conversación nacional. La ministra Izkia Siches reaccionó ante lo ocurrido sosteniendo que era “clave, urgente e imprescindible actuar con firmeza frente a las armas”. Y, un día después, el gobierno interpuso una acción judicial por el delito de homicidio frustrado reiterado “contra todos quienes resulten responsables como autores, cómplices o encubridores” del hecho.
Existe una pregunta que ronda entre quienes forman parte del rubro de las fiestas, pero también de las autoridades locales: ¿Es el uso de armas de fuego una realidad con la que se tendrá que empezar a lidiar más seguido? El alcalde de Huechuraba, Carlos Cuadrado, cree que sí.
-Esto está pasando también en otros lugares del país. Cuando hay una serie de sucesos que se están dando en el tiempo, lo lógico es adaptar estos protocolos a la nueva realidad. La nueva realidad es que antes había peleas en las discotecas a combos o cuchillazos, pero ahora el 53% de las personas fallecidas o asesinadas este año son producto de armas de fuego. Por lo tanto, uno no puede suponer que en una fiesta no ingrese gente con pistola.
Lo mismo cree Aldo Vidal, coordinador del Comité Técnico de la Asociación de Empresas de Seguridad Privada y Transporte de Valores (ASEVA):
-El uso de las armas de fuego lamentablemente se ha masificado y es más habitual de lo esperado. Hoy fue en una fiesta pagada, mañana podría ser en un acto masivo. Por mucho que se intente segmentar a partir del valor de la entrada o de otros criterios, la recomendación es que se deben tomar medidas de prevención de manera transversal.
Desde el rubro de las fiestas, Juan Carlos Velásquez, de Amanda y Club Chocolate, asegura que este hecho enciende las alertas en la industria.
-La asistencia de narcos a fiestas masivas y discotecas es algo que ocurre hace mucho tiempo. Son lugares donde estos individuos suelen demostrar su poder adquisitivo comprando, normalmente, los sectores más caros. Pero no recuerdo niveles de violencia como estos, lo que lo convierte en un fenómeno muy complejo para el rubro.
Para la productora Nikkita también genera un cambio:
-Esto marca un antes y un después en la seguridad de los eventos masivos, en los cuales lamentablemente Chile tiene que adecuarse a esta realidad a la cual no estábamos acostumbrados -dicen los abogados Moraga y Mackinnon.
Según quienes conversaron con los socios de la productora cuestionada, para el 9 de julio tenían programada una nueva edición de la fiesta. Hasta el jueves, el desarrollo de esta estaba en evaluación.
Incluso si se realizara, Fernanda Guelfand tiene algo claro: nunca volvería a una Nikkita.
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